Gabriel Urzúa, actor, protagonista de “El hombre elefante”

“Me interesa contar la historia que creo que hace sentido a la contingencia del país, y de toda la región, sobre el miedo que causa aceptar lo desconocido”.

Por Isabel Agurto e Italo Castelli

Gabriel Urzúa es un reconocido actor nacional, quien además ha incursionado como director y ha destacado en las tablas con su compañía Bonobo y de manera independiente en montajes dramáticos y de comedia, además de musicales. Por estos está presentando las últimas funciones de la temporada de El hombre elefante, coprotagonizada por Guilherme Sepúlveda, junto a un gran elenco y dirigida por Natalia Grez.

¿Cómo llegaste a representar el rol de John Merrick en El hombre elefante?

Es una historia larga. Sobre todo, es gracias a la posibilidad que me da Cultura Capital, esta productora con la que ya he trabajado por más de 10 años.

La idea nació hace harto tiempo. Francisco (Olavarría) tenía ganas de comprar estos derechos hace mucho tiempo y, yo, de hecho, tuve la oportunidad de ver la obra en Londres y quedé súper enamorado del texto, del proyecto y, nada, hoy día, estamos acá.

¿Y siempre fuiste considerado tú en ese rol? ¿tuviste que hacer un casting? ¿cómo llegaste a ser el hombre elefante?

Yo creo que Francisco me tenía considerado. La verdad es que, muy patudamente, pero yo me siento un colaborador de esta productora, con hartos montajes y éste era un proyecto que él tenía muchas ganas de hacer, yo tenía muchas ganas de hacer, la Nati (Natalia Grez) tenía muchas ganas de hacer, y ese núcleo estaba desde el inicio.

¿Y cómo te preparas para este personaje? Físicamente, por una parte, pero también emocionalmente.

La verdad es que el hecho de estar desde el inicio del proyecto, invita a mirar la construcción del personaje desde la narración completa. Es decir, yo sé que este personaje es una herramienta para explicar la historia que se cuenta, que básicamente pasa, más bien, por la cabeza del doctor, Frederick Treves y, entonces, John Merrick es como el problema que tiene en el resto. Ser consciente de que ésa es la herramienta que se ocupa para el texto, es fundamental para la construcción. Luego, físicamente, son los ensayos, porque uno va probando y, bueno, teníamos la idea desde el inicio de que se pudiera hacer en escena la transformación a ese cuerpo, a modo de generar una convención con el espectador y eso estaba a priori y, bajo esa raíz, se construye el resto.

Entonces, desde el inicio estaba considerado que fuera así, no fue que entremedio, de repente, dijeron, ¿por qué no nos sacamos la máscara y empezamos a probar?

No, fue desde el principio, también es una sugerencia que dice el mismo autor en el texto. Que pretender ser realista atentaría contra el sentido fundamental del texto.

Esta historia tiene varios mensajes, desde el tema de qué es la normalidad, cómo tratamos al otro que nos parece diferente, etc. ¿cuál es la historia que a ti te gusta contar?

Por un lado, diría que me interesa contar la historia que creo hace sentido a la contingencia del país y de toda la región, sobre el miedo que causa aceptar lo desconocido. Sobre todo, cuando hablamos de otras personas, como personas que no son de nuestra normalidad o de nuestro lugar. Cómo hacer parte a estas personas de eso. Creo que, para mí, es una de las cosas fundamentales.

Estando arriba del escenario, ¿cómo sientes que aporta la música en vivo? Y esta música en particular, de Pink Floyd.

A mí me encanta. Por un lado, creo que es el sello de la productora que todos los montajes tienen este plus que es la música en vivo. Y, específicamente, la música de Pink Floyd, creo que entra a la obra por varios lugares. Uno, por su sonoridad y su color, por decirlo de alguna manera, creo que hace muy buena relación con el texto. Y, por otro lado, está la historia de esta banda, que también creo tiene algo medio parecido, con lo de Sid Barrett, que al principio es parte o centro del grupo y luego queda marginado por las cosas que le pasaron y se convierte, no solo para la banda, en algo parecido con John Merrick.

Como dijiste, has participado en varias producciones de Cultura Capital, en Bonobo, en otras producciones de teatro dramáticas, de comedia, has sido director, etc. Soñando un poco ¿cuál sería el próximo paso para ti en el teatro?

El próximo paso para mí sería el nuevo montaje de mi compañía Bonobo, que se va a estrenar en enero. Estamos ensayando ya ese texto y está muy fuera de ser un sueño. Se está concretando.

Pero yendo a lo que me estás preguntando, sería poder y saber elegir… Creo que eso sería más un sueño, tratar de salir de la necesidad y poder elegir. No sé si me explico. Obviamente, muchas veces, uno hace los trabajos porque necesita económicamente las cosas, pero si pudiera soñar algo, es que llegue un texto, un grupo y justo tenga tiempo y se haga. Algo así.

Decías que en Cultura Capital te sientes como un colaborador ¿y en Bonobo? ¿cuál es tu rol ahí? ¿un familiar?

Sí, Bonobo es más bien una familia. Ser parte de una familia. Vendría siendo como un hermano, yo creo.

Y de esta próxima obra, ¿se puede saber algo?

Sí. En la próxima obra de Bonobo, primero que todo, tenemos invitada a una gran actriz, Coca Guazzini, que un poco va a cumplir el rol que también tuvo en Temis la Marcela Salinas. Como una actriz invitada.

Y si bien cerramos la trilogía de la compañía con Temis, ahora, en la obra nueva, pretendemos hacer una idea un poco distinta. Digo un poco porque somos los mismos creadores, entonces, obvio, va a salir parecida, pero es una historia que apunta un poco hacia el futuro. No es futurista ni pretende instalarse en eso, sino que es más bien una reflexión sobre qué pasa con este futuro que parece que cada vez más está como secuestrado. Como que nadie está pensando en eso, entonces, abre un poco ese tema con el humor, la ironía y todo el estilo de la compañía, su lenguaje, que ya caracteriza a los bonobos.

De lo que hay hoy en cartelera ¿hay algo que tú hayas visto y que recomendarías?

Sí, bueno, hoy por hoy están siendo muy cortas las temporadas, entonces, probablemente lo que digamos ahora ya no esté. Pero sí, he estado viendo cosas muy bacanes. Por ejemplo, vi a Mi madre en nada, de la Dani Castillo, que la encontré hermosa, increíble. Y estoy seguro que van a reponer la obra, así que, cuando la den, recomiendo ir a verla, totalmente.

Y algo que sepas que viene, aparte de la de Bonobo, que me imagino también será súper recomendada. ¿Qué te gustaría ver o que sepas que se esté preparando?

No estoy tan enterado y pido disculpas porque estoy súper de cabeza, entonces, a veces, ensayar, tener funciones es lo que más limita poder ser espectador. Es un tema. A mí me gusta mucho ir al teatro, pero pocas veces tengo la oportunidad.

¿Ustedes saben qué viene, por ejemplo, ahora?

Sabemos que viene, en algún momento, Noche de Reyes, con Rodrigo Pérez. La próxima semana se estrena Vampyr

Eso, por ejemplo, se viene bueno. Iría a ver Vampyr sí o sí.

Se repone La Muerte y la Doncella, que está muy buena.

Ah, ¿verdad? Nosotros reponemos Tú amarás, en el Mori Recoleta.

¿Qué opinión te merece esto de que las temporadas sean tan cortitas? Una semana, dos semanas.

Tengo una opinión dividida al respecto porque también sé que es un poco una cuestión sintomática. Obviamente entiendo que uno siente que trabaja mucho y después se expone poco, pero también sé que la realidad de todos los creadores o las personas que están en el teatro es poder seguir subsistiendo, entonces, en la medida en que tú te metes en un montaje y, ese montaje, por lo general, en teatro independiente no es pagado, o, a lo más se pueden pagar los ensayos, después tienes que emigrar a otro proyecto para poder seguir ganando plata. Digo, es más difícil mantener una misma obra que terminar, después empezar a ensayar y después hacer otra, la bicicleta.

En ese sentido es una cuestión más bien del sistema que no lo está permitiendo. Lo mismo los teatros, que tienen que programar para subsistir. No puede ser como antes que era, si les va bien pueden quedarse. Ahora no, porque el teatro se tiene que asegurar, entonces, por mucho que vaya gente o no, va moviéndose, no hay mucha posibilidad. Sintomáticamente la cosa no es tan buena, a todos nos gustaría estar más tranquilos, ensayar tres meses y después montarla dos meses por lo menos y volver, pero está muy difícil la realidad para eso ahora. También hay que decir que veníamos de la nada, nada, nada después de la pandemia. Entonces, creo que esto es como una recuperación, primero, que venga la gente al teatro, puede ser transitorio.

Es tremendo, pero yo creo que tiene que ver con esto de que estamos demasiado freelanceando. Pensemos que es cosa de tiempo, de adaptación, yo creo que puede ser un pensamiento positivo ese.

Compartir en: