María José Pizarro, directora y dramaturga de Colectivo CTM
“Tenemos cuerda para rato. No hemos pensado en separarnos”
Por Isabel Agurto e Italo Castelli
María José Pizarro es periodista, actriz, directora y dramaturga, y desde 2014 es parte de la compañía Colectivo CTM, donde además dirige desde 2017.
Junto a CTM ha montado las obras Sé-Name (2014), Desdémona (2015), El Purgatorio (2016), Soledad (2017), Justicia (2021), El maldito qlo (2023) y Vuela alto (2023).
Este año, además, remontaron El Purgatorio con elenco renovado y celebran su primera década como compañía.
¿Por qué CTM?
Yo creo que primero fue la palabra y lo que significa para todos quienes escuchamos esa palabra. En un principio nos llamábamos Colectivo Teatral Momentos. Después, entre 2016 y 2017, tuvimos un pequeño desencuentro entre la compañía y nos dividimos, porque hasta ese momento yo no dirigía, dirigían distintas personas y en 2017 decidí hacerme cargo de la dirección de la compañía y también de refrescar el nombre y cambiarlo, pero manteniendo la sigla, enfocarlo un poco a lo que estábamos haciendo ahora. Nos habíamos definido por hacer monólogos, poniendo siempre el cuerpo como primera capa de narración, entonces, ocupábamos el cuerpo, el texto y la multimedia. A partir de ese momento se cambió a Cuerpo, Texto y Multimedia, que es el nombre que mantenemos hasta ahora. Pero siempre fue CTM.
En ese momento también cambiamos el logo. Se mantiene muy parecido, pero renovamos la imagen. Trabajamos con un diseñador que nos ayudó a reconstruir el logo.
¿Desde cuándo se conocen y cómo surgió la compañía?
Es una mezcla porque nos conocemos desde la escuela. Somos compañeros de la Finis (Terrae) gran parte de las personas que conforman el colectivo. Nos conocimos ahí, trabajamos… Siempre fuimos cuatro, lo que trabajamos detrás de bambalinas y llamamos gente para que nos ayude. Después, quedamos tres y esos tres nos mantuvimos. Hasta que volvió el cuarto que se había ido en 2017 y ahora se fue a uno de los antiguos. Entonces, el núcleo somos tres, que éramos excompañeros de la escuela.
Apenas salimos estrenamos nuestra primera obra en agosto del 2014. Ese fue nuestro primer montaje. Se llamaba Se-name.
Y el núcleo, los tres ¿quiénes son?
Ignacio Tolorsa, quien está a cargo del mapping y también, de repente, hace la asistencia de dirección. La Daniela Espinoza, que es mi asistente de dirección más estable y también nos ayuda con la realización de vestuarios. Ellos son los que se mantienen. Siempre llamamos a un diseñador, pero no hemos tenido una constante de diseñadores. Lo hemos cambiando por proyectos.
¿Qué significado tiene cumplir 10 años en una compañía? ¿Qué hito representa eso?
Es súper loco porque nacen muchas compañías todos los años y mueren muy rápido, por distintos factores. Yo creo que uno de los factores más determinantes de nosotros es que desde un principio decidimos no trabajar con fondos. Lo intentábamos al principio, pero si no resultaba, no nos condicionaba para realizar los montajes. En esa época también éramos mucho más jóvenes, la gente no tenía tantas cosas que hacer, estábamos recién saliendo, nos llevamos súper bien, como grupo nos llevamos muy bien, entonces trabajamos duro, pero también tenemos nuestros momentos distendidos. Yo creo que significa un gran hito poder estar juntos durante tanto tiempo y persiguiendo los mismos sueños.
Es muy difícil mantener eso, porque después uno va agarrando más responsabilidades. Del colectivo, soy la única que tiene hijos en este minuto, pero después, si alguien llega a ser papá o mamá, se pone más difícil la cosa.
Y ya que cumplieron 10 años, ¿tú te imaginas en 10 años más seguir con el mismo grupo?
Yo creo que sí. Como te decía, aparte de colegas, nos conocemos de la escuela, hace 15 años. Y los chiquillos que se han ido incorporando son jóvenes. Incorporamos cuatro integrantes para esta obra (El purgatorio), todos menores de 25 años. Viene una renovación con ellos. Ellos están en la que estábamos nosotros antes.
Tenemos cuerda para rato. No hemos pensado en separarnos.
Me tocó hace poco hacer un clásico para el egreso de la de U. de Valpo y vamos a estar el 20 (de agosto) en el EXIT, en Sidarte, con La remolienda. Mezclar este lenguaje más contemporáneo con obras antiguas creo que funciona súper bien. Les da una nueva vida a las obras. Siento que siempre estamos buscando.
¿Qué es lo más difícil de tu pega? como directora, como dramaturga, como actriz.
Mantener las aguas en calma es lo más difícil porque ahora somos 12 personas trabajando en este equipo y son 12 personas con vidas, problemas, cosas que les pasan, entonces, tratar de que se sientan cómodos, que sea un trabajo entretenido para la gente que participa y que sea un agrado hacer la pega, es parte de mi trabajo y del de todos. Y creo que se transmite, la compañía lo transmite y ese es otro plus para el colectivo.
Lo hemos visto en las redes sociales y nos preguntamos ¿qué significa Néstor Cantillana para esta compañía?
Eso fue una talla que agarró mucho vuelo, porque en la pandemia yo hueveaba mucho con Néstor Cantillana porque lo veía en todas partes: salía un podcast de Néstor Cantillana, exitosísimo; salía en series, seguía grabando cosas, además lo admiramos un montón porque su trabajo es bacán, es tremendo actor. Entonces, un día empezamos a huevear sobre que podríamos pedirle a Néstor que nos ayude a cumplir deseos. Y empezamos así, de a poco. Y, todas las cosas que le hemos pedido a San Néstor, se nos han cumplido. Lo tenemos ahí adentro (en el camarín). La otra vez lo conocí, después de todo esto, y fue terrible. Increíble, pero es una persona muy sencilla, nosotros lo admiramos, lo adoptamos.
El sello que tiene la compañía de las temáticas de las obras ¿cómo nace? Me imagino que es una inquietud tuya.
Sí. Pero claro, el equipo es más grande. Siempre partimos por el texto. No hemos hecho esos experimentos de trabajar y que vayan naciendo el texto, sino que el texto está siempre antes.
Los temas nacen de acá, pero igual son temas que a los chiquillos les importan y los atraviesan desde algún lugar. Como ahora, en El purgatorio, el tema de la educación; en Justicia, lo que pasa con los niños del Sename. Son temas que los involucran desde algún lugar. Siempre hay una buena recepción de los trabajos que queremos hacer. Me pasó con El purgatorio, que convoqué a toda la gente, hicimos un casting, encontramos al Cris (Cristóbal Bravo), los junté en mi casa y recién ahí me di cuenta de que no le había pasado a nadie el texto. Todos dijeron, ¡sí, vamos!, pero nadie lo había leído antes de ese día.
Para El purgatorio ¿cómo fue hacer ese cambio de tono hacia el humor?
Tratamos de ponerle teatralidad a lo que hacemos. Y, al menos, lo que nosotros tratamos de trabajar ahora en la comedia fue todo lo exacerbado. Los personajes son muy personajes, pero sin dejar de lado la humanidad. Y tratamos de trabajarlo desde el gesto, desde recuerdos que cada uno tenía de sus profesoras, de sus profesores y amplificar esos gestos desde algún lugar. También es un riesgo porque pasa que cuando estamos en los procesos de montaje, a los actores, en algún momento les veo cara de, “ay, ¿qué estamos haciendo? ¿para dónde vamos?”. Pero agradezco la confianza porque, una vez que entran a sala y se dan cuenta de que funciona, agarran más vuelo. Es en la sala, finalmente, cuando los actores reafirman lo que pensamos que podría funcionar, porque, de repente, también puede que no pase nada.
De estos diez años, ¿cuál es tu obra favorita?
Mi obra favorita es El maldito qlo. Me encanta esa obra, pero creo que tuvimos un problema de grupo con esa obra. Tuvimos algunos conflictos con la persona que nos ayudó con el diseño, no fue tan fluido. Siento que no pude hacer lo que yo quería, porque me tuve que dedicar a resolver otros problemas más que los escénicos. No quedó como yo quería que quedara, pero es el texto que más me gusta, porque siento que es vulgar, muy, muy vulgar. Es una tremenda tragedia contada con palabras muy vulgares.
Y esa obra, ¿tienen la posibilidad de remontarla?
Sí, claro que sí. Está dentro de nuestros planes, pero este año venía un poco intenso, entonces fue solo el purgatorio y dijimos, más adelante la retomamos y la podemos volver a encaminar para donde queríamos que fuera.
Te tenemos que preguntar sobre la cartelera teatral ¿qué podrías recomendar de lo que está o de lo que fue?
Hay una obra que siempre que está en cartelera yo trato de verla porque la amo, que es Gemelos. De repente vuelve a la cartelera y creo que es maravillosa desde principio a fin. Es una compañía, para mí y yo creo que para todas las personas de CTM, es un tremendo referente en todo, en su estética, en la actuación, en absolutamente todo. Por ejemplo, en Vuela alto, mi idea o el referente era como la parte de Gemelos donde van cayendo los soldados.
Y la otra compañía que me gusta mucho también es La Mona Ilustre. Son dos compañías que, no sé, son sandía calada, uno va a enamorarse, a pasarlo bien.
¿Hay algo que quisieras ver?
Creo que viene Noche de Reyes en el Teatro Nacional, dirigida por Rodrigo Pérez. Me encantaría verla, me gustaría ir.
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