Valentina San Juan, licenciada en artes, diseñadora teatral, curadora y docente

“El diseño es un trabajo silencioso”

Por Isabel Agurto

Valentina San Juan es docente de Diseño Teatral de la Universidad de Chile y hoy, en su faceta de curadora, está presentando la exposición Treguaescena: el primer Guillermo, que exhibe más de 30 piezas de vestuario producidas para las obras de teatro realizadas por Guillermo Núñez durante los años sesenta. 

La muestra pone en diálogo la colección de vestuario del Teatro Nacional Chileno que realizó el artista Guillermo Núñez (1930 – 2024), con obras de la Colección MAC, incluyendo dibujos y grabado. Presentada como homenaje póstumo al Premio Nacional de Artes Plásticas 2007, repasa parte importante de la historia del teatro chileno, al tiempo que da luces del carácter integral de la obra de Núñez.

Esta exhibición es una producción conjunta entre el Museo de Arte Contemporáneo y el Teatro Nacional Chileno y estará en el MAC Quinta Normal hasta el 13 de septiembre del 2024.

¿Qué hace un diseñador teatral?

Es un rol que ha ido cambiando en el tiempo. De hecho, hoy en día hablamos más de un diseñador escénico que de un diseñador teatral. La carrera en la U. de Chile, donde también hago clases, es una licenciatura en arte con mención en diseño teatral. Pero, hoy en día, lo que abarca esa carrera es lo escénico, entendiendo lo escénico, también como el trabajo audiovisual, el teatro callejero o ciertas instalaciones en espacios no convencionales, por ejemplo. Lo interesante de este proyecto expositivo es que empieza a abrir también un camino desde la curaduría, la museografía, la investigación patrimonial, que también es otro aspecto que podría abarcar el rol del diseñador escénico.

¿Cómo llegaste a este proyecto? A dedicarte a hacer la curaduría de una exposición sobre otro artista.

Llegué a este proyecto en 2018, como diseñadora teatral, a hacerme cargo de lo que estaba ocurriendo en la ex sastrería del Teatro Nacional Chileno. Entramos ahí un grupo de diseñadores a cargo mío y de otra diseñadora, que es Andrea Ortiz, para, de alguna manera, ordenar y salvaguardar estos vestuarios.

Nos encontramos con un montón de inquietudes que no tenían cobertura desde nuestra disciplina. Había otras herramientas que tomar y, por eso, empecé a estudiar. Estudié curaduría, diseño de exhibiciones, hice una certificación en archivística e inventario, absorbí un montón de herramientas formales para poder darle un cauce real.

¿Piensas que éste puede ser un primer paso para que este tipo de exposiciones empiecen a fluir? ¿O lo ven como un trabajo específico para este proyecto particular?

Tiene que ver con un plan piloto en el que pudiéramos validar todos los pasos técnicos, para poder asentar una metodología de trabajo que nos permita tomar otros casos. De hecho, quedó trabajo avanzado con otros diseñadores, para poder conformar esas colecciones y poder darles exhibición, mediación, investigación.

¿Y cómo se hace la curaduría sobre el trabajo de Guillermo Núñez, que es un artista tan integral? ¿Cómo lo acotan?

De Guillermo existía material de estas dos obras de teatro que están montadas en la exhibición: El perro del hortelano y El Evangelio. Si bien tenía diseño de otras obras, se acotó más bien por la materia. Por trabajar con el objeto textil y darle este perfil, esta categoría de escultura textil. Entonces, se toman las obras que tenían este objeto textil para ser exhibido y, desde ahí, armar el relato y vincularnos con otros materiales.

Hay fotografías que están en la exhibición. Hay bocetos de vestuario que facilitó Pablo Núñez, su hijo, que son de El perro del hortelano, y hay una colección de dibujos súper interesante, que la conocí en la casa de Guillermo, y luego pasa a la colección del MAC.

Es interesante ver en ese resumen de dibujos, cómo en esos años en que él estuvo estudiando en Praga, se cuestiona el cuerpo a través de ese dibujo, de ese estudio, y termina, de alguna forma, transformándose en una abstracción. Eso está en directa relación con el diseño de El perro del hortelano. Pero también hay una obra que se llama América empieza ahora, que es un cuadro bien grande y tiene unas púas, y está con rojo, que es parte de la colección del MAC, y coincide con el diseño de vestuario del personaje de Diana (principal de El perro del hortelano), ya que, en el tercer acto, ella se pone un vestuario que tiene muchas púas y es rojo. Ahí te das cuenta cómo Guillermo, lo que pone en el cuerpo, luego lo hace boceto y de boceto pasa a ser una pintura. Es interesante porque a nosotros como disciplina nos mueve los límites. Porque en la época que Guillermo era diseñador teatral, el rol del diseñador estaba bien sujeto al encargo, a lo que decía el texto, lo que decía la dramaturgia, el director. Guillermo decía que, por eso, él ya no quería ser más diseñador, porque el diseñador debería estar al servicio de la obra de teatro y no en pugna con el rol de dirección. Por eso, él decide migrar a las artes visuales, que era un espacio más de libertad. Pero, hoy en día, ese rol del diseñador está mucho más abierto, mucho más interdisciplinar.

¿Tú quieres continuar en paralelo tu trabajo como diseñadora y como curadora? ¿O te gustaría seguir con la parte de la investigación?

Tiene que ver con un proceso, porque podríamos haber hecho una exhibición de artes decorativas, haber exhibido una vez más prendas de vestuario sin ninguna profundidad. Pero no era ése el objetivo. El objetivo era lograr articular un discurso, tener la investigación y lograr profundidad en esa investigación. Entonces, hay muchas áreas o etapas de ese proceso que me interesan. La curaduría es fascinante, poder articular ese relato, armar esa historia, diseñar ese relato curatorial para poder trabajar con la museografía, también. Y entender cómo lo va a absorber el espectador. Porque tiene ciertos puntos de encuentro con las artes escénicas. Estás trabajando para la experiencia de otro, que no es solo dentro del teatro. Es un espacio que este otro va a recorrer y tiene que ir absorbiendo la información que no es poca.

¿Han tenido algo de retroalimentación de los espectadores?

He recibido muy buenos comentarios de gente que conozco y no conozco, así que es valioso. Que está bien planteado el recorrido como para poder ir absorbiendo esa información. A mí me gustaría que hubiera sido mucho más específica, porque a uno, desde el archivo, desde la especificidad, le gustaría poder entregar más datos, más anécdotas, profundizar más. Pero también hay que trabajar un público general.

Ustedes como diseñadores investigan todo el contexto, no solo la obra.

Claro, el diseño tiene ese trabajo silencioso. Tiene que hablar sobre el escenario de por sí. O sea, cuando tú ves los personajes, ves el vestuario, tiene que contarte de dónde viene, a qué estrato social pertenece, cuál es su sintomatología, su sensibilidad. El diseño es un trabajo silencioso.

¿Qué has visto últimamente en el teatro que podrías recomendar?

Pregunta difícil. Hoy no sé qué decirte. Yo creo que llevo un año metida en la investigación. No podría recomendarte una obra. Aunque hay una obra en la que estoy trabajando y que vamos a estrenar en octubre. Esa es mi recomendación. Es una obra que hicimos en el 2014 con La Malinche, que es una compañía de teatro de Valparaíso, que dirige Fabiola Ruiz. Nos ganamos un Fondart de trayectoria, entonces, estamos justo en este momento trabajando en ese remontaje. Es súper entretenido de revisitar el diseño que hiciste hace 10 años, también releerlo hoy, rediseñar, respetando las bases de la obra, del diseño. Se llama El abismo de los pájaros y estamos en pleno proceso para reestrenar en octubre en el Teatro Municipal de Viña del Mar. Es una obra que plantea la situación de los Kaweskar. Esa es mi recomendación más próxima.

¿Y algo que esté hoy día en cartelera?

Sí, te puedo recomendar otra obra que estrenamos la semana pasada, que también está muy entretenida. Es una coproducción entre Cultura Capital y el Teatro Municipal de Las Condes. El musical Es Por Amor. Diseñé el vestuario. Paula Barraza dirige. Hay un elenco bien bueno y no es puramente musical.

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